¡El Señor ha resucitado!
Lo hemos escuchado tantas veces que ya nos suena a pura rutina y no nos conmueve lo más mínimo... y sin embargo es la mejor noticia y la más sorprendente que vayan a darnos en nuestras vidas... Vaya paradoja. Nada puede llenar tanto nuestra existencia como saber que Cristo ha vencido a la muerte y ha franqueado esa barrera imposible de superar para el hombre. Este es el centro de nuestra fe, como dice San Pablo, "Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe" (I Co 15,14)
Cristo Vida de mi vida,
de mi muerte el Matador;
la aflicción por ti sufrida ha curado mi dolor;
Mis maldades tú cargaste,
mis castigos con afán;
bofetadas soportaste,
latigazos que te dan.
en el rostro te escupían
fuiste tú mi sustituto,
tu rescate yo disfruto.
Gracias mil de corazón
mi Jesús por tu pasión!